sábado, 11 de diciembre de 2010

El chisme

Escucho los árboles, rozar sus hojas cual un susurrar,
susurro que deja de serlo para converger en un pasatiempos.
Ese pasatiempos permanece estático,
viendo como más susurros corren por doquier.
Los árboles comienzan a lamentarse, ya todo es un caos,
si tan solo pudieran dejar de guiarse por aquello que el viento les implora.
Sería magnífico una pizca de silencio.