Nuevamente nos encontramos transitando descalzos sobre un sendero de hojas que crujen al pasar, de entre las copas llenas de matices, se contempla como el sol de una mañana de otoño intenta escabullirse para alumbrarlo todo con fulgor.
Mientras caminamos, te veo sonreír, es una sonrisa que se intensifica a cada paso. De pronto nos encontramos riendo, hacemos contacto visual por una milésima de segundo; rápidamente me tomas la mano, y de golpe ocurre. Comienza aquel sonido ininterrumpido de sílabas agudas las cuales me despojan de tu mano, tu mirar, aquella brisa..
Comienzo a observar, no logro distinguir, he partido nuevamente de aquel mundo onírico para volver a introducirme en la realidad, aquella en la cual, la única certeza que tengo es la distancia que me separa de la compañía de tus pasos..
